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Muestras polémicas de arte contemporáneo

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Muestras polémicas de arte contemporáneo Empty Re: Muestras polémicas de arte contemporáneo

Mensaje  Culturacr.com Mar 15 Abr 2008, 10:35 pm

Un ejemplo de esta situación es el famoso caso de Habacuc Vargas y el caso del famoso perro aparentemente muerto en una exhibición de arte contemporáneo en Managua.

A continuación le transcribimos el artículo sobre este caso que publicó Gustavo Solórzano en la última edición de la revista de Culturacr.com www.culturacr.com/indexrevista.htm :

Desde hace un tiempo, he convertido las relaciones entre ética y estética en un tema recurrente de mis textos. En días recientes, respecto de la poesía, planteaba algunas inquietudes al respecto. Ahora, a raíz de la polémica surgida en torno al artista plástico Gerardo Vargas, Habacuc, discutir el tema se hace sumamente necesario.
Primero, hagamos una digresión: en los años noventa, el fotógrafo Kevin Carter recibió un Pulitzer por la imagen de una niña acechada por un zopilote. La imagen fue polémica, causó revuelo, el fotógrafo fue atacado y alabado por igual. Sergio Ramírez, tiempo después, nos hizo reflexionar al respecto. En ese momento, se discutía si el periodista debía retratar la realidad, hacerla notoria al mundo o intervenir en ella. Es evidente que la pregunta es tramposa, porque perfectamente pueden hacerse ambas, pero sí nos permite acercarnos al problema de la ética, de la estética y del tan manoseado “compromiso en el arte”.
Ahora, Habacuc, más allá de sus cualidades estéticas, las cuales me parecen desde todo punto de vista cuestionables (aunque no vaya a discutir eso aquí); nos plantea un dilema ético en varias direcciones: efectivamente, a nadie le importan los miles de perros atropellados diariamente en nuestras carreteras, los animales muertos de hambre o peor, los seres humanos muertos de hambre (pero ya aquí tendríamos que llegar a otros temas); sin embargo, nos causa escándalo un solo perro muerto, y más aún, nos convertimos en jueces de quien supuestamente lo dejó morir. ¿No somos todos culpables de dejar morir perros diariamente? ¿Por qué no hay peticiones para que no nos dejen entrar a ningún lugar? Habacuc hizo evidente un problema, consciente o inconscientemente (aunque no sabemos si sus explicaciones son interpretaciones de su propia obra), y es ahí donde radica la significación de su propuesta.
¿Acaso nos cuestionamos nosotros por dejar morir de hambre a tanta gente? Porque estructuralmente, no existe diferencia en el acto de ir todos los días al trabajo, sin detenerse a paliar el hambre de un canino, con llevarlo a un museo para que muera igual. ¿Será acaso que mientras no nos hagamos responsables, realmente no lo somos? Esto se entronca inmediatamente con las propuestas plásticas preformativas: el acto es en el momento, produce. Es decir, probablemente quienes lo condenan, sin saberlo, parten de la siguiente premisa: si Gerardo Vargas acogió al perro, lo adoptó, es su obligación mantenerlo con vida. ¡Qué horroroso acto de hipocresía al que asistimos! La doble moral, esa que permite matar en nombre de los derechos humanos occidentales, es la que condena la muerte de un perro, pero asiste diariamente al espectáculo de cientos de muertes de todo tipo. Aquí, lo que podemos observar es como Habacuc desborda la escena, para acercarnos a Baudrillard, convierte lo cotidiano, invisible usualmente, en acto, en performance. Claro que la muerte del perro es su responsabilidad, pero yo no lo puedo condenar por algo que yo hago todos los días: permitir la muerte a mi alrededor y nunca escribir nada, nunca protestar, nunca llorar de dolor, al menos, por la hambruna o por los experimentos farmacéuticos en África.
Otro ejemplo similar, en el que la realidad adquiere carácter de virtual, es decir de “no real”, lo tenemos en el cine. Con las películas de Hollywood nadie se siente incómodo, a nadie molestan. En ellas, es fácil ver edificios destruidos, bombas y ametralladoras usadas contra el prójimo, y nadie se conmueve. ¿Por qué? Debido a que estas escenas sobrepasan toda dimensión de la realidad, en ellas no hay muertos reales, ni siquiera hay sangre. Sin embargo, basta ver una oreja cortada en Blue velvet (Terciopelo azul) de David Lynch para que la película sea censurada por grotesca, para que nuestra moralina (diría Nietszche) salga a relucir.
El arte es de suyo comprometido, pero no con las causas sociales, que son muy loables, el compromiso del arte es evidenciar las contradicciones de nuestra cultura, generar la posibilidad de pensar distinto, fuera de la norma, del establishment. En este caso, una vez más la moral burguesa, democrática, queda al desnudo, en evidencia. El arte debe hacer sentir incómodo al ciudadano común, es decir, a todos nosotros. El compromiso ético del arte es permitir, generar, motivar la reflexión, pues de ella surgen los cambios sociales e históricos.
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Mensaje  Culturacr.com Miér 09 Abr 2008, 10:07 pm

Muchos críticos no consideran muestras de arte contemporáneo como verdadero arte. Lo invitamos en este espacio a proponer ejemplos de esas obras curiosas, extrañas, irreverentes o transgresoras que son o han sido polémicas en el arte...
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